Al iniciar un nuevo mes, lo más común es hacer listas de pendientes, abrir la agenda o revisar fechas clave.
Pero si solo planificas en función de lo que hay que hacer, es fácil perder de vista lo que necesitas sentir, cuidar o soltar.
Planear con intención no es organizar desde la presión. Es crear un espacio contigo para mirar hacia atrás, escuchar lo que necesitas y diseñar lo que viene con más conciencia.
En lugar de arrancar directo con nuevas metas, detente a cerrar el mes anterior.
Hazlo de forma simple: un papel, una hoja de journaling o incluso tu pizarrón personal pueden ayudarte a ver con más claridad.
Puedes escribir:
No se trata de evaluarte. Se trata de entender el ritmo que tuviste, y decidir si quieres continuar con él o hacer ajustes.
Una vez que cierras el mes anterior, puedes empezar a imaginar lo que viene.
Y aquí no se trata de metas en automático. Puedes probar con preguntas más suaves:
Esta reflexión no solo aclara tu enfoque. También te ayuda a tomar decisiones más alineadas con tu energía y tus prioridades reales.
En lugar de apuntar todo en modo checklist, puedes usar elementos visuales que te recuerden cómo quieres vivir tu mes.
Algunas ideas importantes:
Este tipo de organización visual no busca exigirte más, sino ayudarte a recordar lo importante de forma amable.
A veces, en lugar de llenarte de objetivos, una sola palabra puede ayudarte a mantenerte presente durante el mes.
"Fluir", "Soltar", "Escuchar", "Cuidar", "Crear"… Cada una puede convertirse en un ancla suave para tu rutina.
Puedes escribirla en una hoja, colocarla en tu pizarrón o integrarla en tu espacio de trabajo como recordatorio.
Para facilitarte esto, preparamos una serie de tarjetas recortables con palabras de intención que puedes imprimir y usar cada semana.
Colócalas donde las veas todos los días. Elige una distinta según lo que necesites recordar.
[Descarga aquí tus tarjetas de intención]
Planear no tiene que sentirse como un apuro. Tampoco como una lista que te empuja.
Cuando parte de la reflexión, el cuidado y la conciencia, se transforma en un espacio íntimo que te sostiene.
No necesitas una herramienta compleja para empezar. A veces, papel, algo de silencio y tus propias palabras pueden ser suficientes para diseñar un mes con intención.
Y si te apoyas de elementos visuales —como un pizarrón donde puedas escribir y borrar con libertad— todo se vuelve más flexible y claro.
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